Atlético de
Madrid consiguió su décima Copa del Rey, después de diecisiete años, tras vencer
2-1 al Real Madrid.
Los goles de los brasileños Diego Costa y Miranda acentuaron la condición de ganador del equipo rojiblanco en las citas grandes, en las finales, un aspecto cargado en el debe de su preparador, Diego Pablo Simeone.
La acción resumió el fin de un Madrid desquiciado. Presa de la precipitación y de una oportunidad, la última, que se le marchaba en un curso con más sombras que luces. Ronaldo emprendió el mismo camino que su técnico, José Mourinho, que fue echado del banquillo en la segunda parte. Por protestar.
Fue un espejismo. El cuadro blanco, con Luka Modric como director, movió el juego y cercó el área de Thibaut Courtois. No acabó de definir las acciones. Pero en uno de los saques de esquina que forzó encontró el gol. Sacó Mesut Ozil y Cristiano Ronaldo se deshizo de Diego Godín para adelantar al equipo blanco con un gran remate de cabeza.
Fue un espejismo. El cuadro blanco, con Luka Modric como director, movió el juego y cercó el área de Thibaut Courtois. No acabó de definir las acciones. Pero en uno de los saques de esquina que forzó encontró el gol. Sacó Mesut Ozil y Cristiano Ronaldo se deshizo de Diego Godín para adelantar al equipo blanco con un gran remate de cabeza.
Hasta ese momento, el cuarto de hora inicial, el Atlético Madrid apenas divisó
el área de Diego López. No tuvo continuidad la superioridad madridista. El
cuadro de Simeone reaccionó. Adelantó sus líneas y empezó a encontrar al
colombiano Radamel Falcao.
La reanudación arrancó con una advertencia rojiblanca. Un disparo de Filipe Luis
a un centro lateral de Gabi que salió rozando el palo derecho de Diego López.
Para entonces hacía tiempo que el equipo de Simeone se había quitado los
complejos de encima.
Las prisas acuciaron a un Madrid desordenado aunque pudo empatar en un remate a
bocajarro de Higuaín que salvó Courtois. El meta belga se agigantó después aún
más. A tiro de gol de Mesut Ozil que desvió de forma imposible.
El
partido se complicó al final. Presa de la precipitación y de la impotencia,
Cristiano Ronaldo fue expulsado. Los banquillos se agitaron. El Real Madrid fue
incapaz y el Atlético conquistó la Copa.